Componentes del CONTROL del Asma



GINA, 2010

CONTROL EN ASMA

 ASMA CONTROLADA

  • ·        SINTOMAS DIURNOS 2 VECES O MENOS POR SEMANA. 
  • ·        NINGUNA LIMITACION DE ACTIVIDADES. 
  • ·        NINGUN DESPERTAR NOCTURNO NI SINTOMAS. 
  • ·        FUNCION PULMONAR NORMAL. 
  • ·        NECESIDAD DE RESCATE NINGUNA O 2 O MENOS VECES POR SEMANA

ASMA PARCIALMENTE CONTROLADA

  • ·        CUALQUIER CARACTERISTICA DURANTE CUALQUIER SEMANA. 
  • ·        SINTOMAS MAS DE 2 VECES POR SEMANA. 
  • ·        LIMITACION DE LAS ACTIVIDADES. 
  • ·        SINTOMAS Y DESPERTARES NOCTURNOS. 
  • ·        FUNCION PULMONAR VEF1 O FEM, MENOS 80% DEL VALOR PREDICHO O DEL MEJOR VALOR CONOCIDO DEL PACIENTE. NECESIDAD DE ALIVIO O RESCATE DEBIDO A EXACERBACIONES MAS DE 2 VECES POR SEMANA.

ASMA NO CONTROLADA

  • -   3 O MÁS CARACTERISTICAS DE ASMA PARCIALMENTE CONTROLADA PRESENTES DURANTE CUALQUIER SEMANA CON CUALQUIER EXACERBACION DEBE REVISARSE EL TRATAMIENTO

EVALUACION DE RIESGO FUTURO

RIESGO DE EXACERBACIONES, INESTABILIDAD, RAPIDA DISMINUCION DE LA FUNCION PULMONAR, EFECTOS SECUNDARIOS.

AUMENTO DE RIESGO:

  • ·        POBRE CONTROL CLINICO 
  • ·        EXACERBACIONES FRECUENTES DURANTE EL AÑO ANTERIOR. 
  • ·        INGRESO A UTI POR ASMA. 
  • ·        BAJO VEF1. 
  • ·        HUMO DE CIGARRILLO ACTIVO O PASIVO. 
  • ·        ALTAS DOSIS DE MEDICAMENTOS

TRATAMIENTO

  • o       PASO 1 AGONISTAS BETA 2 DE ACCION CORTA
  • o       PASO 2 DOSIS BAJAS DE CSI Y O ANTAGONISTAS DE LEUCOTRIENOS 
  • o       PASO 3

1.      DOSIS BAJAS DE CSI BUDESONIDA O FLUTICASONA O MOMETASONA + AGONISTAS BETA 2 DE ACCION PROLONGADA SALMETEROL O FORMOTEROL.
2.      DOSIS MEDIAS O ALTAS DE CSI
3.      DOSIS BAJAS DE CSI MAS ANTILEUCOTRIENOS
4.      DOSIS BAJAS DE CSI MAS TEOFILINA


  • o       PASO 4   DOSIS MEDIAS O ALTAS DE CSI MAS BETA 2 DE ACCION PROLONGADA MÁS ANTILEUCOTRIENOS MÁS TEOFILINA. ( La Teofilina puede discutirse por su toxicidad potencial y su eficacia relativa ) 
  • o       PASO 5  AL PASO 4 EN ASMA DE DIFICIL CONTROL AGREGAR CS ORALES Y ANTI-IGE ( Costo muy elevado y posibilidad de reacción anafiláctica )

Adaptado de Gina 2010

ALERGIA A PROTEÍNAS DE LECHE DE VACA



INTRODUCCIÓN


La alergia a la leche de vaca es muy frecuente en los niños, mientras que en los adultos se han descrito sólo casos aislados. 
Se trata de una sensibilización frente a ciertas proteínas de la leche de vaca que son reconocidas como extrañas. 
Las pruebas cutáneas son positivas y existen anticuerpos IgE específicos frente a dichas proteínas de la leche.
Estos dos últimos hechos diferencian la alergia de la intolerancia a la leche de vaca, que es un proceso ocasionado por posibles razones inmunológicas y/o digestivas (no alérgicas) en el que ambos parámetros son negativos.

Existen diferentes proteínas en la leche de vaca capaces de inducir alergia como la caseína y proteínas del lactosuero (betalactoglobulina y alfalactoalbúmina). 
A pesar de que la caseína es la proteína más abundante, la sensibilización es más frecuente con betalactoglobulina y, en menor medida, alfalactoalbúmina. 
En muchas ocasiones el calor destruye la estructura proteica alterando su capacidad alergénica. 
Sin embargo, en el caso de las proteínas de la leche de vaca, la betalactoglobulina y la caseína no se ven afectadas por la acción del calor y la alfalactoalbúmina sólo parcialmente, por lo que hervir la leche no hace desaparecer sus propiedades alergénicas.

Las fórmulas artificiales empleadas en la lactancia se obtienen a partir de leche de vaca. 
Dado que este producto presenta unas características en parte diferentes a la leche humana, es preciso someterlo a diferentes procesos que las adapten, lo más posible, a unas condiciones semejantes a las de la leche de mujer. 
La leche de vaca se desgrasa, se disminuye su concentración en sales minerales y se enriquece con hidratos de carbono, aceites vegetales y proteínas en una concentración adecuada. 
El proceso de elaboración será diferente en función de las características que se deseen obtener. 
De este modo se han elaborado fórmulas hipoalergénicas o "hidrolizados parciales" en las que las proteínas están parcialmente fraccionadas. 
Estas fórmulas se deberían utilizar en niños con riesgo para desarrollar alergia a las proteínas. 
Además, existen fórmulas denominadas "hidrolizados totales" en las que las proteínas son tratadas hasta su completo fraccionamiento y modificación de su estructura, evitando, por tanto, su capacidad para producir alergia. 
Deben ser la primera elección para aquellos niños con alergia a las proteínas de la leche de vaca.


EPIDEMIOLOGÍA


Las reacciones de hipersensibilidad a alimentos en general son más frecuentes en los niños, sobre todo, en el primer y segundo año de vida. 
En España, los alergenos alimentarios más comunes en la infancia son los derivados del huevo, del pescado y de la leche de vaca, alcanzando, entre los tres, más del 60% de las sensibilizaciones alimentarias.

La incidencia de alergia a las proteínas de la leche de vaca, varía según diferentes estudios entre el 0,3% y el 7,5% de la población. 
Su prevalencia como causa de alergia alimentaria es, aproximadamente, del 24% del total.

En general, la alergia alimentaria que aparece en el primer año de vida suele desaparecer antes de los cuatro años en el 75%-85% de los casos. 
En concreto, la alergia a las proteínas de la leche de vaca es la que tiene mejor pronóstico, ya que presenta remisión clínica con buena tolerancia a la leche en el 28-56% de los casos al año, en el 60-77% a los dos años y en el 71-87% a los tres años de la sensibilización.

Los factores de mal pronóstico para no alcanzar tal tolerancia son llegar a los 5 años de edad sin haberla alcanzado, una alta sensibilización a la caseína y la asociación con otras sensibilizaciones.

En algunos casos la alergia a las proteínas de la leche de vaca es la primera manifestación de la "predisposición alérgica" de un individuo. 
Se ha observado que aproximadamente un 40% de niños con alergia a las proteínas de la leche de vaca desarrollan alergia a otros alimentos y un 28% a agentes ambientales (pólenes, ácaros, hongos o epitelios de animales). También se asocia con frecuencia a dermatitis atópica.

En los casos excepcionales que la alergia a las proteínas de la leche de vaca se presenta en la edad adulta suele persistir a lo largo del tiempo.


FACTORES FAVORECEDORES DE LA SENSIBILIZACIÓN


Los factores que favorecen la aparición de la alergia a la leche de vaca se dividen en factores del entorno, en este caso la exposición a las proteínas alimentarias, y la predisposición genética.

La predisposición genética hace referencia a aquellos individuos con atopia, es decir, con una predisposición hereditaria a padecer enfermedades alérgicas. 
Se asocia con la presencia de antecedentes familiares atópicos, sexo masculino, estilo de vida occidental, etc.

En cuanto a los factores del entorno, el más importante es el empleo de lactancia artificial en vez de lactancia materna. 
En el lactante, algunos mecanismos que limitan la captación de antígenos en el intestino no están suficientemente desarrollados, por la inmadurez de su sistema inmune y porque algunas secreciones digestivas son insuficientes para digerir correctamente las proteínas. 
Además, la leche materna contiene diferentes sustancias que facilitan la maduración de la barrera intestinal del niño y favorecen la madurez del sistema inmune, disminuyendo el riesgo de sensibilización.

Por otra parte, cantidades muy pequeñas de proteínas alimentarias son especialmente sensibilizantes y existe la posibilidad de transferir alergenos alimentarios de la madre al feto a través de la placenta. 
De este modo, el feto puede producir anticuerpos frente al alimento y, en su primer contacto, presentar síntomas.

Además, la administración continuada de un alimento puede favorecer la tolerancia, mientras que su administración intermitente puede aumentar el riesgo de sensibilización. 
Así, en niños de alto riesgo atópico, que se les administra un biberón de leche de vaca o de fórmula adaptada antes de la lactancia materna, se puede favorecer su sensibilización.


CLÍNICA


Las reacciones alérgicas a la leche de vaca pueden cursar con diferentes síntomas y signos de presentación (cutáneos, digestivos y/o sistémicos). 
Las reacciones más frecuentes son aquéllas en las que solamente se produce enrojecimiento o eritema en el área que contacta con la leche (alrededor de los labios, mejillas,...), con edema labial en cuadros más intensos. 
A veces, la afectación cutánea es más extensa y aparecen lesiones de urticaria y angioedema. 
Además, puede asociarse o no a síntomas digestivos tales como vómitos, diarrea, flatulencia o distensión abdominal (el abdomen aparece abombado). 
En raras ocasiones cursan con una crisis de broncoespasmo y, excepcionalmente, con una reacción anafiláctica severa, en la que debe instaurarse precozmente el tratamiento adecuado para evitar un posible shock.

Los síntomas referidos aparecen poco después del contacto o ingesta de leche o derivados lácteos, incluyendo aquellos alimentos que pueden contenerla y que son "fuentes ocultas" de leche (galletas, pastas, puré de patatas,...). 
El tiempo transcurrido entre el contacto y la reacción es muy variable y, aunque habitualmente son sólo minutos, en ocasiones pueden ser varias horas.

La intolerancia a las proteínas de la leche de vaca es una entidad infrecuente que, a diferencia de los casos de alergia, suele instaurarse más lentamente, apareciendo la clínica dentro del mes siguiente a la introducción de lácteos en la dieta del niño. 
En general, los síntomas son exclusivamente digestivos, si bien, como consecuencia de la inflamación de la mucosa intestinal, disminuye su capacidad de absorción causando anemia y retraso del crecimiento.


DIAGNÓSTICO


El diagnóstico de la alergia a las proteínas de la leche de vaca se realiza sobre la base de una buena historia clínica. 
Es importante relacionar la aparición de los síntomas con la ingesta de leche, aunque en algunas ocasiones no es sencillo pues el contacto puede pasar desapercibido. 
La presencia de síntomas cutáneos y/o sistémicos (con o sin manifestaciones digestivas), sugiere una alergia, mientras que el hallazgo en un análisis de sangre de anemia y hierro por debajo de la normalidad, junto a síntomas gastrointestinales, debe orientar hacia la intolerancia a las proteínas.

En la alergia a la leche de vaca, las pruebas cutáneas (prick test) son positivas para la leche y/o para una o varias de sus fracciones o extractos preparados a partir de cada proteína alergénica. 
La determinación de IgE específica en sangre (por el método CAP), frente a la leche y/o una o varias de sus proteinas, es positiva. 
Por el contrario, en los casos de intolerancia, las pruebas cutáneas y la determinación de IgE específica son negativas.

En algunos pacientes con test cutáneos o CAP no concluyentes es necesario realizar pruebas de provocación para establecer el diagnóstico, siempre con indicación del alergólogo y bajo su directa supervisión. 
En los pacientes diagnosticados de alergia, el alergólogo valorará el momento de introducir la leche de nuevo en la dieta del niño, dependiendo de la respuesta ante posibles ingestas accidentales y la evolución de los test cutáneos y el CAP. 
Siempre será preciso un test de provocación previo, única prueba diagnóstica que permite descartar con seguridad una sensibilización al confirmar una buena tolerancia.

En caso de intolerancia a las proteínas de la leche, en ocasiones es necesario realizar un adecuado diagnóstico diferencial con otras enfermedades que también cursan con un cuadro de mala absorción intestinal (déficit de lactasa que produce intolerancia a la lactosa, enfermedad celíaca o intolerancia al gluten, fibrosis quística, etc.). 
Para ello, se iniciará el estudio correspondiente que puede incluso llevar a la realización de una biopsia intestinal.


TRATAMIENTO


El tratamiento de la alergia a las proteínas de la leche de vaca debe realizarse a diferentes niveles:


Preventivo


Se realizará sólo en niños con "riesgo atópico" o peligro de padecer enfermedades alérgicas, teniendo en cuenta algunos factores como los antecedentes familiares de atopia (valorando el riesgo aproximadamente en un 37%, cuando es uno de los progenitores, y en un 60%, cuando lo son los dos) y/o unos niveles elevados de IgE en sangre del cordón umbilical.

En este grupo de niños el tratamiento preventivo consistirá en evitar el contacto con los alergenos alimentarios, intentando en la medida de lo posible:

  • Evitar un primer biberón en la maternidad.
  • Mantener lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses.
  • Durante el tiempo de lactancia reducir en la dieta materna alimentos altamente alergénicos como la leche, el huevo y el pescado.
  • Retrasar algo más la introducción de alimentos alergénicos en la dieta del niño.
  • Evitar infecciones gastrointestinales de contagio, sobre todo en guarderías.

Etiológico


Una vez desarrollada la alergia a las proteínas de leche de vaca el tratamiento más efectivo es la completa exclusión de estas proteínas de la dieta. 
En este momento no está indicado realizar inmunoterapia con alergenos alimentarios ni posibles pretratamientos preventivos (como la administración previa de cromoglicato disódico via oral), ya que no ofrecen garantías de eficacia. 
Es importante asegurar una exclusión completa evitando transgresiones o ingestión accidental ya que, incluso en familias o pacientes muy motivados, la ingestión accidental de lácteos es muy común. 
Para evitarla hay que leer cuidadosamente la composición de las comidas preparadas y reconocer todas las formas posibles de proteínas alergénicas a las que se esté sensibilizado, teniendo especial cuidado con leche en polvo o descremada, mantequilla, margarina, queso, requesón, nata, helados, sueros, hidrolizados de caseína y caseinatos (empleados como aditivos en ciertos alimentos como embutidos industriales).

Paralelamente a la exclusión, es preciso buscar fórmulas alternativas para la alimentación del niño. 
El tratamiento sustitutivo de elección se hace con fórmulas de hidrolizados totales o extensivos de proteínas de leche de vaca, en las cuales estas proteínas son procesadas por diferentes métodos a modo de "predigestión", rompiéndolas y transformándolas en sus elementos más esenciales (aminoácidos) frente a los que el organismo no reaccionará.

En casos extremos, cuando tampoco éstas se toleran, se puede recurrir a fórmulas elementales a base sólo de aminoácidos. 
Deben plantearse en casos restringidos, ya que pueden originar algún problema desde el punto de vista nutricional.

Existen fórmulas parcialmente hidrolizadas que no deben emplearse, ya que un porcentaje de sus proteínas se encuentra intacto con todo su poder alergénico.

También se pueden emplear fórmulas de harina de soja, aunque, en casos de posible intolerancia, no son de primera elección, ya que los niños con alteraciones digestivas también podrían presentar intolerancia a la soja.

Aunque no es frecuente, podemos encontrar pacientes alérgicos a la leche que también presentan sensibilización a la carne de ternera. 
Sin embargo, no se prohíbe la ingesta de esta carne en los alérgicos a leche, a excepción de los casos de posible reacción en los que esta sensibilización debe confirmarse.

A su vez los alérgicos a la leche de vaca pueden presentar reacción cruzada con la leche de cabra y oveja, por lo que no se recomienda emplear éstas como posibles alternativas.


Sintomático


Como existe la posibilidad de una ingestión accidental, es importante que, tanto el paciente como sus familiares, estén preparados ante una posible reacción.

En el caso de que ésta se limite sólo a la piel se deberán administrar antihistamínicos en la forma y dosis recomendada por su alergólogo. 
Si la reacción fuera severa (urticaria además de vómitos, diarrea, dificultad respiratoria, mareo o pérdida de conocimiento) se debe trasladar al paciente con urgencia a un centro médico. 
Allí se valorará un posible tratamiento con antihistamínicos, corticosteroides y/o adrenalina.



MÁS INFORMACIÓN:


ENLACES

Alergia a proteína leche de vaca – AEPED:

Alimentarse bien en la enfermedad – Alergia a la caseína:

Normas dietéticas para alérgicos a plv –SEICAP

Alergia e intolerancia alimentaria:

Alergia a leche y huevo en niños – SEAIC:

Alergia a proteínas de vacuno- Hospital La Fe :


Alergia a Proteinas de Leche de Vaca
http://www.sgaic.org/reportajes25.htm

Sibilancias en lactantes



Archivos Sap. Sibilancias en lactantes.

Corticosteroides : La menor edad o el bajo peso aumentan la frecuencia de efectos adversos.

Un estudio que evalúa el crecimiento de lactantes y niños pequeños 2 años después de finalizar el tratamiento de 100 mg de fluticasona  inhalada 2 veces al día contra placebo grupo control , encuentra en los que recibieron droga activa ,  una diferencia de 1,6 cm. menos de crecimiento con respecto a los valores  basales en los niños de 2 años de edad que pesan menos de 17 Kg. con respecto a los de mayor edad y peso.

En niños con sibilancias no asociadas a resfrios pensar en el índice predictivo de asma. 

Algunos de estos niños pueden beneficiarse con el tratamiento preventivo con antileucotrienos antes de pasar al próximo escalón con los corticosteroides inhalados, que siguen primeros en los consensos guías de tratamiento de asma

Tipos de diabetes



Tipos de diabetes

DBT tipo 1: el páncreas no produce insulinas.
Se trata con insulina varias veces al día.
Es el 15 a 20 % de los casos de DBT.
Suele aparecer en la niñez y adolescencia

DBT tipo 2: el páncreas produce menos insulina y las células no pueden utilizarla en forma adecuada: resistencia a la insulina.
Son factores de riesgo la herencia y el exceso de peso, entre el 85 y el 90% de los casos de DBT.
Suele aparecer luego de los 45 años, pero con la epidemia de obesidad hay niños con DBT tipo 2.
Se trata con plan alimentario, actividad física y medicación oral aunque con el tiempo puede de demandar también insulina.

DBT gestacional: Aparece DBT tipo 2 durante el embarazo.
Se revierte después de la gestación  pero es factor de riesgo para DBT en el futuro.
También recién nacidos de mas de 4 kilos hay riesgo de DBT para la madre.

Complicaciones cuando falta la insulina o es insuficiente la glucosa que penetra en la célula, se acumulan niveles altos de glucemia en la sangre: hiperglucemia
Sin cuidados, la diabetes enferma la vista, riñones, hipertensión arterial, infarto de miocardio, accidente cerebro vascular, ulceras, infecciones y pérdida de sensibilidad: polineuritis en pies y piernas, coma diabético.

Diagnostico: glucemia en ayunas 126 mg/decilitro en 2 oportunidades.
Normal 70 a 110.
Consulta al Diabetólogo por encima de 100.
Examen de hemoglobina glicosilada a1c.
Se interpreta como un promedio de 3 meses de glucemia.
Valor normal menos de 5,7%
Intolerancia a la glucosa  5,7 a 6,4%
Diabetes 6,5% o superior
Prueba de tolerancia a la glucosa oral: se diagnostica DBT si la glucemia es superior a 200 mg/decilitro, luego de beber una solución de glucosa.

Síntomas de DBT:
Sed - Polidipsia
Hambre - Polifagia
Adelgazamiento
Necesidad frecuente de orinar poliuria