Antifosfolípidos


Diagnóstico de síndrome antifosfolípidos en la práctica clínica de rutina
C Gardiner et al. Lupus 22: 18-25 2013
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http://www.llave.connmed.com.ar/imagenes/portalnoticias_clip.gif Journal Club del COMPEDIA (07/03/2013)
Introducción
El síndrome antifosfolípidos (SAF) se caracteriza por trombosis y/o morbilidad en el embarazo asociados a la presencia de anticuerpos antifosfolípidos (aFLs) persistentes. Hay varias manifestaciones clínicas asociadas con la persistencia de los aFLs (como trombocitopenia inmunológica, livedo reticularis, migraña, enfermedad valvular cardiaca y disfunción cognitiva), mientras que estas condiciones no se consideran diagnósticas para el SAF, se encuentran con frecuencia y requieren de atención clínica.
Los criterios de clasificación actualizados por el consenso internacional (CIS) (Sídney) para definir el síndrome de antifosfolípidos requieren la presencia del anticoagulante lúpico (AL) y/o los anticuerpos anticardiolipinas (aCL) IgG o IgM presentes en un título medio o alto (es decir, >40 GPL o MPL o > percentil 99), y/o anti-β2 glicoproteína 1 (aβ2GPI) (IgG y/o IgM) > percentil 99. Estos aFLs deben ser persistentes, lo que se define como la presencia en 2 o más ocasiones consecutivas en al menos 12 semanas separadamente. Los criterios del consenso internacional se diseñaron originalmente para estudios clínicos científicos y nunca se pretendió su uso diagnóstico. En consecuencia, todavía queda la necesidad de criterios diagnósticos firmes para uso clínico rutinario, que podrían diferir de estos.
Los criterios para el diagnóstico por laboratorio del SAF aún son controversiales. Se propuso por algunos que los criterios de laboratorio de Sídney se deben modificar de tal manera que la prueba para la aβ2GPI debe limitarse a mediciones de IgG aβ2GPI solamente, y debe omitirse la prueba de los aCL. La base para esto está en una revisión sistemática, el AL mostró la mayor fuerza de asociación con complicaciones trombóticas y la IgG aβ2GPI pero no la IgM se asoció con trombosis. Además Opatrny et al reportaron en un metaanálisis que el AL se asoció más fuertemente con pérdidas fetales recurrentes tardías (>13 y <24 semanas). Galli et al también pusieron atención en la necesidad para producir guías, que se publicaron en forma subsecuente, para tratar de estandarizar de manera más clara los criterios para la detección del AL.
Otros discutieron que es prematuro considerar reducir el número de ensayos utilizados en el diagnóstico del SAF. La revisión sistemática hecha por Galli et al mencionada anteriormente también sugirió que los títulos medios y altos de IgG aCL pueden representar un posible factor de riesgo para trombosis. Los autores de este artículo y otros reportaron previamente que la omisión de la prueba de los aCL de la investigación clínica del SAF podría llevar a una falla para diagnosticar el síndrome en una proporción de los pacientes, y, en una cohorte prospectiva multicéntrica de mujeres europeas, la positividad aislada de aCL y/o aβ2GPI se encontró en una proporción de mujeres con SAF obstétrico. El punto de corte para la positividad serológica es también contencioso. Se reportó que las mujeres con SAF obstétrico (sin tromboembolismo sistémico) tienen títulos más bajos de aCL en comparación con los pacientes con una historia trombótica. La información de un estudio retrospectivo de cohorte y también en la cohorte prospectiva europea sugiere que los títulos bajos de aCL, definidos como aquellos entre los percentiles 95 y 99 más que el percentil 99 como se sugieren en los criterios CIS, son de significancia clínica para las mujeres con SAF puramente obstétrico.
Wahl et al sugirieron que las modificaciones de los criterios serológicos para el diagnóstico del SAF deberían en un futuro ser de acuerdo a información nueva y revisiones sistemáticas apropiadas. La entidad propuesta de SAF seronegativo, donde los pacientes tienen manifestaciones clínicas características de SAF pero sin marcadores serológicos convencionales, también se consideró en los criterios de clasificación del SAF. Los autores reportaron sobre los criterios serológicos en una cohorte de pacientes con el diagnóstico de SAF, de acuerdo a un enfoque metodológico comprensivo en que se incluyeron pruebas para el AL así como IgG e IgM aCL y aβ2GPI.
Métodos
Pacientes y muestras
Se auditó la información de manera retrospectiva de la prueba rutinaria de los aFL de una cohorte de 193 pacientes atendidos de forma consecutiva por trombosis y hemostasia, abortos recurrentes o clínica prenatal de riesgo alto en UCLH (Hospitales del Colegio Universitario de Londres), que tuvieron positividad persistente de los aPL de acuerdo a la prueba para AL, IgG e IgM aCL y aβ2GPI; en dos o más ocasiones con al menos 12 semanas de separación. La comprobación del caso fue de acuerdo a la revisión de los archivos clínicos de todos los pacientes que se atendieron en clínicas específicas que se comentaron previamente.  Estos archivos clínicos se guardaron prospectivamente en un área dedicada para el sistema de grabación electrónica del hospital para que pudieran ser recuperables de manera inmediata.
En los pacientes con SAF trombótico, los pacientes de riesgo alto se reconocieron en la literatura para incluir aquellos que experimentaron eventos venosos recurrentes y trombosis arterial. Sin embargo, no se agregaron definiciones publicadas para la categorización de la gravedad clínica del SAF obstétrico, o trombótico. En esta revisión, el SAF de riesgo alto se definió como la presencia de cualquiera de los siguientes escenarios clínicos: eventos trombóticos recurrentes diagnosticados en forma objetiva; trombosis tanto en sitios venosos como arteriales; morbilidad en embarazos tanto temprana como tardía como se define en los criterios clínicos de Sídney para el SAF; tanto morbilidad en el embarazo y/o eventos trombóticos; y/o trombosis o morbilidad en el embarazo mientras recibe terapia anticoagulante. El resto se clasificó como riesgo bajo.
La sangre venosa para el AL se colectó en tubos de 5 cc que contienen un décimo de volumen de citrato de trisodio 0.105 M (por ejemplo, Vacutainer®, Becton Dickinson, Plymouth, UK) con agujas de medida 19 o 21 y estasis mínima. Para el AL, el plasma bajo en plaquetas se preparó por centrifugación doble a temperatura ambiente a 2000g por 15 minutos, y se congeló en alícuotas a -80ºC hasta que se realizó el ensayo. Los anticuerpos aβ2GPI y aCL se realizaron en el suero.
Pruebas de anticuerpos antifosfolípidos
Todos los pacientes en el estudio de cohorte tuvieron aFL persistentes— aFL presentes en dos o más ocasiones consecutivas con al menos 12 semanas de separación. 
Los análisis de los aCL se realizaron con una prueba en casa con 10% del suero fetal como un agente bloqueador según el trabajo de Loizou et al, y se estandarizó con estándares policlonales “Harris”. Los criterios de laboratorio de Sídney establecen que los títulos medios o altos de los aCL son aquellos por arriba del percentil 99 o 40 GPLU/MPLU. En este estudio, una positividad de los aCL se definió como títulos medios/altos (percentil 99) > 20 GPLU/MPLU; títulos bajos (percentil 95-99) IgG de >5 GPLU/MPLU. Para los pacientes con SAF trombótico, el punto de corte en el percentil 99 se utilizó para definir la positividad a los aFL. Sin embargo, un número de estudios sugirió que el percentil 99 es demasiado insensible para el uso clínico para mujeres con criterios clínicos completos de Sídney para SAF obstétrico (y sin manifestaciones sistémicas de trombosis) por lo que se utilizó el valor del percentil 95 para definir en estos pacientes.
La β2GPI se midió con un kit comercial (Axis; Shield Diagnostics, Dundee, UK) de acuerdo a un método que se desarrolló en el departamento de los autores. La positividad de los aβ2GPI se definió como: título bajo (percentil 95-99) IgG >3.5 unidades, IgM >3 unidades; títulos medios/altos (percentil 99) >15 unidades.
Los rangos de referencia para los aCL y los aβ2GPI se obtuvieron de 240 voluntarios sanos normales. La prueba del AL y la derivación del rango local de referencia se realizó de acuerdo a las guías de la Sociedad Internacional de Trombosis y Homeostasis (ISTH) y del Comité Británico para la Estandarización en Hematología (BCSH) actuales para ese momento; previo a la publicación de los criterios actualizados de la ISTH. De manera breve, las muestras se seleccionaron con el tiempo de tromboplastina parcial activada (Pathromtin SL, Dade Behring, Marburg, Alemania) y los estudios de mezcla apropiados. La actividad del AL se confirmó con el tiempo del veneno diluido de víbora de Russell (DTVVR) que emplea un procedimiento de neutralización plaquetaria (Pathway Diagnostics, Dorking, UK). Los pacientes que recibían warfarina se evaluaron con la prueba del tiempo de lveneno de Taipan como se describió en forma previa. Todos los pacientes tuvieron al menos un DTVVR realizado mientas no recibían warfarina.
Análisis estadístico
Los métodos estadísticos no paramétricos se utilizaron todo el tiempo. La prueba U de Mann-Whitney se utilizó para probar las diferencias estadísticamente significativas entre las medianas. La asociación de la regresión lineal se evaluó con la prueba chi-cuadrada de Mantel-Haenszel. La significancia estadística se definió como p <0.05. El análisis estadístico se realizó con SPSS 16.0 (SPSS Inc. Chicago IL).
Resultados
La Figura 1 muestra un diagrama de flujo de la selección del paciente de acuerdo a los criterios clínicos de Sídney para SAF, con el diagnóstico clínico resumido aquí. Ciento cuarenta y cinco de la cohorte de 193 pacientes tuvieron las siguientes manifestaciones clínicas que cumplieron completamente con el criterio clínico 1 de Sídney: trombosis (total 91; arterial 33; venosa 48; tanto arterial y venosa 10); morbilidad temprana y/o tardía del embarazo definida como en el criterio clínico de Sídney para SAF, donde 14 de estos 54 tuvieron tanto manifestaciones trombóticas y obstétricas. Diez y nueve de los 145 tuvieron enfermedad autoinmune subyacente (se incluyeron 11 con lupus eritematoso sistémico [LES], dos de los cuales también tuvieron púrpura trombocitopenica idiopática [PTI]). Los 48 restantes de los 193 pacientes, que no cumplieron con el criterio clínico de Sídney, tuvieron los siguientes diagnósticos: trombocitopenia inmune (6), distonía (4), migraña (12), esclerosis múltiple (3), demencia (1), lepra (1) o LES (1). Ocho se refirieron con una historia de morbilidad obstétrica que no cumplía con los criterios de Sídney y 12 fueron asintomáticos. Estos 48 pacientes no se discutirán posteriormente.
La distribución de la positividad de los aFL se resume en la Figura 2 y por diagnósticos clínicos en la Tabla 1. De los 145 pacientes que llenaron los criterios clínicos de Sídney para SAF, 100 también llenaron los criterios de laboratorio de Sídney;  es decir, si estaban presentes los aCL y/o los aβ2GPI sus niveles fueron superiores al percentil 99. Además 26 mujeres que cumplieron los criterios clínicos para SAF obstétrico puro (y sin historia de trombosis) tuvieron títulos bajos persistentes de aCL y/o aβ2GPI; es decir, arriba del percentil 95 pero por debajo del percentil 99, en ausencia de AL. Por lo que un total de 126/145 pacientes se consideraron con el diagnóstico de SAF de acuerdo al criterio local de los autores. Sesenta y siete de estos 126 pacientes fueron negativos para el AL, de los cuales 12 tuvieron solamente aCL, 37 fueron positivos solamente para los aβ2GPI y 18 tuvieron positivos tanto los aCL y los aB2GP1. En consecuencia, la omisión de los aCL o los aβ2GPI del laboratorio de investigación para el SAF habría resultado en la falla para diagnosticar el SAF en 9.5% y 29.4% de los pacientes, respectivamente. Veintidós de estos 67 pacientes tuvieron SAF de riesgo alto como se definió en la sección de Métodos previamente, de los cuales 11.5% tuvo positividad sólo para aβ2GPI o aCL. La IgM aCL y/o los anticuerpos aβ2GPI (1 aCL, 25 aB2GP1, 3 aCL y aβ2GPI), solos o en asociación con anticuerpos IgG, se encontraron en 53.7% (29/54) de las mujeres que cumplían con los criterios clínicos de Sídney para SAF puramente obstétrico.
Los niveles de IgG aCL e IgM aCL (Figura 3) y los niveles de IgM aβ2GPI (Figura 4) fueron significativamente más altos en los pacientes con historia de trombosis que en las mujeres con historia de SAF puramente obstétrico (p <0.05). De manera similar la tasa de positividad del AL fue también significativamente mayor en pacientes con una historia de trombosis en comparación con aquellos con solo SAF obstétrico (50.5% vs 15%; p = 0.0002).
El SAF de riesgo alto, como se definió en la sección de Métodos, se observó en 60 de los 145 (41%) pacientes que cumplían con el criterio clínico de Sídney para SAF trombótico u obstétrico. El número de pruebas positivas (definidas por los criterios de laboratorio de Sidney) se asoció de forma significativa con la gravedad clínica en pacientes que cumplían los criterios de Sídney tanto clínicos como de laboratorios: 42.2% con una prueba positiva, 41.2% con dos pruebas positivas; y 64.7% con tres pruebas positivas (p = 0.026). En contraste, sólo 30% de los pacientes con solamente títulos bajos de aPL tuvo historia consistente con SAF de riesgo alto como se definió en la sección de Métodos.
Con respecto a la asociación entre la positividad para una sola prueba de aFL y la gravedad del SAF, sólo la incidencia de AL (50.0% vs 31.8%, p < 0.05) y la mediana de los títulos de IgM aCL (Figura 5) se asociaron con SAF de riesgo alto en esta cohorte. Veinticinco de 54 (46.3%) mujeres con antecedente de morbilidad en el embarazo tuvieron historias consistentes con SAF de riesgo alto (como se definió en la sección de Métodos) en comparación con 7/26 (26.9%) del mismo grupo que tuvieron títulos bajos de los aFL.
Discusión
Se reportan los hallazgos clínicos y de laboratorio de una cohorte de 193 pacientes que tuvieron pruebas persistentemente positivas para aFL. Cien de estos 193 pacientes tuvieron SAF como se define tanto por los criterios de Sídney clínicos como de laboratorio; 126 eran mujeres con SAF puramente obstétrico (sin historia de trombosis) asociado con títulos bajos de aCL y/o aβ2GPI que también se incluyeron como se sugirió en un numero de otros estudios aunque no se incluyeron en los criterios de laboratorio de Sídney para SAF.
Los datos indican que la omisión de medir los aCL o los aβ2GPI en la investigación clínica del SAF podría llevar a la falla del diagnóstico del síndrome en 9.5% y 29.4% de los pacientes respectivamente. Aunque el término riesgo alto en relación a los pacientes con SAF trombótico ahora aparece en la literatura, no hay definiciones publicadas convenidas para este término en los SAF trombóticos u obstétricos. Para evaluar la relevancia clínica de los aFL persistentes en esta cohorte, como es posible que esta persistencia de aFL pudiera haber sido al azar, los autores categorizaron a los pacientes en esta cohorte en tener SAF de riesgo alto y de riesgo bajo como se detalló en la sección de Métodos y correlacionaron los resultados de los aFL con el riesgo clínico. Se encontró, de acuerdo con reportes previos, que el AL así como la triple positividad (es decir, aCL, aβ2GPI y AL) se asociaron con SAF de riesgo alto. Además, 11.5% de los pacientes con solo positividad de aβ2GPI o aCL (que incluye IgM aCL) tuvo SAF de riesgo alto, lo que destaca la importancia de la inclusión de estas pruebas en el diagnóstico del SAF, como previamente se reportó.
Cerca de 50% de las mujeres con características clínicas de SAF obstétrico, pero sin trombosis, tuvo bajos títulos de aCL y/o aβ2GPI en ausencia del AL. Aproximadamente 27% de estas pacientes tuvo características clínicas de SAF de riesgo alto. La asociación de títulos bajos de aCL o aβ2GPI en mujeres con características clínicas consistentes con los criterios clínicos de Sídney para SAF obstétrico pudo haber sido por casualidad; sin embargo, los hallazgos concuerdan con los de Ruffatti et al que reportaron que la tasa de los valores de los aCL estaba entre el percentil 99 y 40 GPL unidades con mayor significancia (p <0.0001) en pacientes con morbilidad en el embarazo (73.7%) en comparación con aquellos con trombosis vascular (16.9%) y aquellos con ambas condiciones (16.7%), y concluyeron que el percentil 99 como punto de corte parece ser más sensible que el valor >40 GPL para el diagnóstico del SAF en mujeres con positividad persistente sola de aCL asociada al SAF obstétrico. Los títulos bajos de aCL o aβ2GPI en algunos casos ocurren como un fenómeno aislado, también parecen ser clínicamente significativos en un análisis de hallazgos de laboratorios en una cohorte prospectiva europea de mujeres con SAF obstétrico. Además en estudios clínicos, la persistencia de títulos bajos de aCL se asociaron con una tasa de >90% de pérdida fetal en embarazos sin tratar de mujeres con abortos recurrentes y aFL, y con mejoría significativa del desenlace del embarazo posterior al tratamiento con dosis bajas de aspirina o heparina y aspirina. Los datos también apoyan la inclusión de títulos bajos de anticuerpos IgG o IgM aCL y aβ2GPI para el diagnóstico de SAF en mujeres con historia clínica de SAF obstétrico, donde el diagnóstico preciso tiene implicaciones terapéuticas durante el embarazo con consecuencias clínicas adversas potencialmente de largo alcance en un infante que podría sufrir a largo plazo de discapacidad física y mental como un resultado de morbilidad obstétrica mediada por la placenta como retraso del crecimiento intrauterino, preeclampsia de inicio temprano, insuficiencia placentaria o desprendimiento prematuro de placenta.
El patrón de la positividad del aFL en esta cohorte difiere de algunos estudios publicados. Primero el ELISA para los aCL utilizado en este estudio no contiene β2GPI adicional purificado y utiliza el suero de ternero fetal como agente bloqueante. A pesar de los esfuerzos para estandarizar las pruebas de fase sólida para los aCL, el acuerdo entre los laboratorios permanece pobre. Se sabe que la fuente de la cardiolipina y la técnica utilizada para recubrir las placas de microtitulación afectan los resultados. Algunos métodos emplean suero de ternera fetal como agente bloqueador, mientras que otros utilizan cardiolipina saturada con β2glicoproteína-1 humana como el antígeno de la fase sólida. La situación para las prueba de anticuerpos aβ2GPI es un poco mejor, con algunos acuerdos entre la mayoría de las pruebas. Sin embargo, se sabe que la diferencia de los métodos de purificación de la β2GPI eleva la variación interprueba. Debe notarse que cuando la β2GPI humana se agrega a la prueba de aCL existe comprensiblemente un grado alto de concordancia entre las pruebas de aCL y β2GPI y esto podría llevar a la sugestión  de que la aβ2GPI no está presente en los pacientes que son negativos para los aCL. De manera controversial, algunos argumentaron que las pruebas de aCL detectan anticuerpos clínicamente significativos que no se detectan por las pruebas de aβ2GPI. En segundo lugar, una proporción significativa de esta cohorte (37%) tuvo SAF obstétrico puro mientras que otros estudios publicados incluyeron sólo pacientes con historia de trombosis. Mucha de la literatura publicada sobre fenotipos de aFL en SAF se refiere a los pacientes con SAF asociado a LES, mientras que en los pacientes de esta cohorte solamente una minoría (19/145) tuvo LES, ya que el estudio de cohorte se compuso de pacientes que se presentaron de manera predominante a Hematología más que a clínicas reumatológicas.
Al seleccionar el percentil 95 como valor de corte para aCL y aβ2GPI en el SAF puramente obstétrico, puede resultar un número pequeño de falsos positivos. Sin embargo, si se utiliza el percentil 99 como punto de corte en estas mujeres, podrían perderse muchos casos de SAF obstétrico. El papel de la prueba de IgM aβ2GPI en el diagnóstico de SAF se mantiene no claro y se considera de poca utilidad clínica para el SAF trombótico. En esta cohorte >50% de las mujeres con SAF obstétrico tuvo títulos bajos de IgM aCL y/o aβ2GPI (solo o en asociación con anticuerpos IgG). Dada la favorable proporción riesgo/beneficio del tratamiento con heparina/aspirina durante el embarazo para el SAF obstétrico parece ser razonable, en el momento, para ofrecer este tratamiento durante el embarazo a la mujer con títulos bajos de aFL asociados con SAF obstétrico. Sin embargo, estudios futuros en cuanto a la significancia clínica y al tratamiento de bajos títulos de aFL en SAF obstétrico serán de utilidad.
En conclusión esta información sugiere que las pruebas de AL, IgG e IgM aCL y aβ2GPI son todas requeridas para el diagnóstico preciso y la evaluación del pronóstico del SAF en la práctica clínica rutinaria. Además, como las pruebas de laboratorio para aFL se mantienen pobremente estandarizadas a nivel internacional, sería prudente conservar la prueba para AL así como para aCL y aβ2GPI para el diagnóstico del SAF. La información también sugiere que títulos bajos de aCL y aβ2GPI deberán incluirse en los criterios de laboratorio para el diagnóstico de SAF puramente obstétrico. Esto deberá validarse en un estudio prospectivo multicéntrico.


Centro Regional de Alergia e Inmunología Clínica CRAIC, Hospital Universitario Dr. José Eleuterio González UANL, Monterrey, México

Dra. med. Sandra N. González Díaz         Jefe y Profesor
Dr. José Ignacio Canseco Villarreal         Profesor
Dra. Maricruz Calva Mariño                    Residente 2º Año
Dra. Alejandra Macías Weinmann           Profesor

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